5.28.2008

El Escritor que volvia sus sueños realidad

En los verdes prados de una colina vivió un escritor, un encantador de las palabras. Con la pluma y el papel hacía lo mismo que el pintor con el lienzo, donde cada trazo, cada palabra, flotaba en un mar infinito de felicidad.
Tal vez esa felicidad la sacó del aire como un mago, accionando el misterioso cerrojo de la llave de los sueños.
Aprovechando el correo de la tarde, el literato escribió a su Amada y lejana náyade:

"Siempre me acuerdo de ti, Luz de plenilunio. Mujer de la mirada lejana, como mirando una estrella. Y no se por qué eras diferente a las demás chicas. Un ser aparte: de la tierra y el aire, del viento y del Sol. Era que me encantaba tu mirada y yo me decía: sí, aún es joven, pero mira a las estrellas como si fuera un ser eterno, buscando en el espacio de los sueños lo mismo que se busca con los ojos del corazón"

"Y sentía por ti, al mirarte, ternura, ganas de abrazarte y convertirte en amanecer de la misma forma que transformé mis dulces delirios en aurora. Deseaba cerrar mis ojos con los tuyos para darte mis sueños como por arte de magia. Me hubiera hecho feliz verte alcanzar el monte dorado de tus deseos. Que me contaras historias de la felicidad, para saber qué sueños encerrabas en tu corazón y así poder despertarlos a la realidad"

Es la historia de un escritor, un encantador de las palabras. Que cerraba sus ojos para darle sus sueños a la vida.

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