11.20.2008

Nuestro Hogar

Todo romántico sabe de memoria que las grandes aventuras no ocurren en los días soleados y apacibles, sino en los días sombríos y lúgubres. A lo mejor sucede que esa vena de fanático y excéntrico que poseemos los románticos se enardece al ver las nubes cubrir el amado Sol.
Todo romántico sabe que parte de la alegría de vivir es poder soñar despierto y crear una ilusión con los ojos abiertos, con el viento acariciando el rostro y la hierba bajo los pies.
No necesita más que aire en sus pulmones y esperanza en el corazón, para entonar la vieja canción de los caminantes y alegrarse por la senda trazada ante sus pies.
El romántico verdadero agradece al Creador por el regalo del amor y también sabe que perder cuando se ama es casi tan dulce como ganar.
Es el eterno buscador de amaneceres, anhelando la llegada del alba aún en medio de sus conversaciones con las estrellas.
Es el juglar de la ilusión, el poeta del amor, el compositor de la canción perdida.
Podrás reconocer a cualquiera de esos extraños hombres si alguna vez le escuchas preguntar a un chofer de autobús, a un taxista o a un dispensador de boletos de tren si dicho medio de transporte llega hasta la tierra de las hadas.

Hay algo más en el corazón del romántico (y sépase que todos tenemos un poco de romántico, pues nuestro Padre es el romántico por excelencia): su añoranza por el hogar. Cualquiera que escuche una canción o lea algo de literatura —poesía o no— producida por un romántico, se dará cuenta rápidamente que el amor por el hogar es un tema recurrente. El héroe se ve fortalecido en el fragor de la batalla por la imagen apacible de su casa, así como el caminante en tierras lejanas sabe que no hay mejor lugar que el propio. La belleza del vasto mundo le permite recordar cuán hermoso es el lugar de donde partió, tal como aquella historia del joven inglés que emprendió un viaje por el mundo para encontrar la tierra más hermosa, quien, después de dar por cumplida su tarea, se dio cuenta que aquel bello lugar que había hallado era su propia tierra. Incluso Frodo y Sam confortan el corazón al hacer memoria de la comarca al pie mismo de las grietas del destino.

Amamos el hogar no por ser el mejor o el más bello, sino porque es el nuestro. Es nuestro refugio, nuestro techo. Calor en medio del frío, refugio en la tormenta, tranquilidad en medio de la frustración. Adentro nos espera la sonrisa del ser amado, que, aunque sumergido en su propio entorno, nos da la bienvenida y nos recuerda que estamos de nuevo en casa.
No hay mejor cosa después de un abrumador día de trabajo en el extraño mundo moderno que el hogar. No hay que abrirse espacio a la fuerza, pues el lugar nos es conocido. No tenemos que preguntar por la ubicación de las recámaras ni sentir pena por tomar alimentos del refrigerador, pues estamos en nuestro lugar.
Por esa razón me impactó profundamente leer las siguientes palabras de Moisés:

‘Señor, Tú has sido nuestro hogar en todas las generaciones’. Salmo 90.1 (BAD)

Dios mismo, ¿nuestro Hogar? Pensamos en Dios como un Padre, como el todo poderoso, como alguien a quien visitamos los domingos, pero nunca pensamos en Él como nuestro propio Hogar. Busqué un poco más y encontré que el concepto es patente en toda la Biblia. Jesús mismo dice:

‘Si alguno me ama, guardará mi Palabra; y mi Padre le amará, e iremos a él y haremos nuestro hogar con él’. Juan 14.23 (DA)

David lo dice de esta manera:

‘Una cosa he pedido al Señor, y ésa buscaré: que habite yo en la casa del Señor todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura del Señor, y para meditar en su templo’. Salmo 27.4 (LBLA)

‘Tu bondad e inagotable generosidad me acompañarán toda la vida, y después viviré para siempre contigo en tu hogar Salmo 23.6 (BAD)

A lo mejor nuestra añoranza por el hogar no sea otra cosa que el clamor mismo del corazón.
Dios mismo desea ser nuestro hogar, nuestra morada. No le interesa ser una puerta de escape para el fin de semana, ni una casita veraniega. No quiere ser una cabaña para las vacaciones o el hogar de retiro para la vejez. Quiere ser nuestro techo ahora y siempre. Quiere ser nuestra dirección postal, nuestro punto de referencia. Quiere ser nuestro hogar. El refugio en la tormenta, el lugar de nuestro descanso, la fuente de nuestra nutrición. Casi no puedo controlar mi asombro al ver que Dios desea que moremos en Él permanentemente. ‘Porque en Él vivimos, y nos movemos, y somos (…)’ Hechos 17.28 (RV60).

11.18.2008

Rescatados del cesto de basura



Limpiando mi dormitorio encontré varias libretas llenas de escritos. Algunos poemas, uno que otro esbozo de alguna historia y otras monstruosidades para las cuales aún no existe clasificación. Palabras a veces carentes de sentido práctico pero nunca de sentimiento. Frases tejidas por un corazón arrebatado más que por una pluma ágil.
La mayoría fueron escritos antes de los 14 años y leerlos 8 o 9 años después produce una especial mezcla de emociones. A esa edad no tenía muy claro que quería escribir, pero escribía. No entendía mucho de la métrica ni el ritmo de los versos, no tenía un estilo definido y frecuentemente me dejaba llevar por la emoción del momento. Hay escritos muy alegres y otros muy depresivos.
Muchas de esas composiciones ahora yacen en el interior del cesto de basura y quizá muchas de esas páginas serán recicladas y usadas para imprimir un periódico sensacionalista al cual nadie cree pero que todos compran. Otros los conservaré conmigo hasta encontrarles un mejor uso, a lo mejor puedo rescatar alguna frase. Algunos jamás serán vistos por otro humano (no tengo objeción a mostrarlos a otros seres y criaturas bondadosas) —a veces el escritor escribe tratando juntar sus pedazos, y sucede que cuando la crisis ha pasado y los pedazos ya no están separados, el escrito pierde un poco el sentido—, y otros los compartiré con algún amigo cuando lo presuma conveniente.
Dos de esos escritos los comparto con los lectores de este blog. No por ser los mejores, ni por ser los que más me gustan ahora. Es más, son bastante malos a nivel literario, además de un poco ingenuos. Los comparto por lo que significaron cuando fueron escritos. Los transcribo exactamente como los hallé, garabateados con bolígrafo azul, en las amarillentas páginas de una libreta de taquigrafía:

Estrellas, preguntas y respuestas

Desde niño siempre me gustó mirar las estrellas. Podía contemplarlas hora tras hora, sin que eso disminuyera tan siquiera un poco mi ilusión.
—¿Por qué te gustan las estrellas? —Preguntó la inmensa vastedad— más no hubo más respuesta que un suspiro.
Tal vez, pienso, aquel niño tenía en las estrellas el combustible para su incandescente imaginación. Tal vez porque al ver las estrellas, las cosas, sensaciones, anhelos y palabras cobraban sentido…
Tal vez porque, cuando aquel niño insignificante enfrentaba su vista con el cielo, florecían nuevos sueños, infinitos y en constante expansión, como las mismas estrellas.
Tal vez porque con la mirada fija en ellas, no había cosa que pareciera imposible. ¿Es que acaso trataba de hallar las respuestas en la vastedad del firmamento? Ahora no lo se. Solo sé que aquel niño siguió soñando, y al mismo tiempo, cuando fijaba su vista en las estrellas, hallaba respuestas y muchas más preguntas.
Esas preguntas y respuestas forjaron en él sueños, sueños que ningún niño osó soñar jamás.
Y así, con el paso del tiempo y con cada estrella, con cada destello, con cada lágrima, con cada gota del rocío nocturnal, el niño escribió un grandioso libro.
No con tinta, ni en papel mortal, sino con polvo de estrellas, impregnado en su corazón…
Cierto día alguien inoportuno, un huésped indeseado, desafió al niño y su libro, el libro de las preguntas y respuestas.
—Trataste de hallar respuestas en la inmensa vastedad —dijo el huésped—, a cambio encontraste más y más preguntas
—Tal vez sea así —replicó el niño—. Es posible que al buscar respuestas hallé más preguntas. Pero esas preguntas me enseñaron el valor de la esperanza. Esperanza que es un arma, un arma de luz. Esperanza que es un manantial, torrente que refresca el alma. Aprendí que necesito esas preguntas para poder soñar. Tal vez, agregó, tal vez, lo que todos necesitamos es darnos cuenta que es posible soñar, soñar la ilusión de lo imposible.

La Flor

El amor, el más excelso de los sentimientos, fue la obra maestra del Artífice de la Primavera.
La flor perfecta del deseo puro fue plantada en el corazón de los hombres. Bella y policromática, fue creada para durar por siempre.
Debía ser blanca, pues nada habría más puro que ella.
Debía ser azul, para recordar la inmensidad.
Debía ser roja, como el geranio de la determinación…
De esa forma, el Creador dotó la flor de los más perfectos colores. Colores de esperanza, de paciencia, de perdón, de alegría. Puso además en su seno las mieles de la verdad, mieles que, según la propia indicación del Creador, servirían para sanar las heridas del alma y para liberar el corazón.
La indicación final para la creación de esta flor fue definitiva: el tiempo y el espacio no tendrían efecto alguno sobre ella.
La obra maestra del artífice de la primavera fue plantada en el corazón de los hombres, bajo un contrato firmado con tinta carmesí, sobre una vieja Cruz.

11.10.2008

Hombre de una pierna

Siempre me ha llamado la atención el cómo hablamos de otras personas y cómo les acusamos, con o sin mayor conocimiento de causa. Debo aclarar que las acusaciones que hacemos no siempre son negativas, pues a veces están llenas de halagos, atribución de cualidades imaginarias y de exaltación de las virtudes del prójimo. Pero el hecho de que nuestras afirmaciones respecto a otros estén llenas de buenas intenciones, no impide que la mayoría de veces dichas frases sean todo menos precisas.
Por ejemplo, alguien me dijo el día de ayer que sabía que precisamente iba a decir la frase que dije. Dijo que ya me conoce suficiente para inferir el curso de mis respuestas y discursos. Aunque oír esto me causó un disgusto nada insignificante, a la vez me pareció asaz divertido. El individuo (que así quiero llamarle) no tiene más de cuatro meses de conocerme y ya puede saber a la perfección lo que responderé ante cualquier pregunta. Ante esto tengo solo tres pequeñas objeciones. Primero, ni siquiera yo sé con certeza absoluta la forma en que responderé ante determinada línea de razonamiento o conversación. A veces yo mismo me sorprendo a mi mismo por el curso de mis respuestas, dándome cuenta con gusto, que ahora mis creencias y principios son más sólidos que antes. Segundo, tal individuo pertenece a una escuela de retórica diferente a la mía, lo cual hace casi imposible que pueda entenderme como dice. Cuando digo algo, mi objetivo es decir lo que quiero decir y nada más, y el lector u oyente atento no tendrá manera de pensar que quise decir algo más, mientras que ‘Individuo’ pertenece a esa clase muy común de personas que inicia una cantidad increíble de frases pero que no termina ninguna, la clase que tampoco escucha la oración completa y cree haber desentrañado los misterios de quien la dijo, adivinando el color del gato del orador con tan sólo escucharle leer algunos de sus versos. Tercero, siempre creí que aunque los humanos somos medianamente predecibles como masa —Hecho ampliamente demostrado por los economistas y los publicistas—, los humanos como individuos somos veleidosos, impredecibles, místicos y extravagantes. Si Dios no creó a nadie físicamente igual, ¿Por qué habría de hacer que dos o más humanos pensaran de la misma manera?

Un amigo muy cercano dijo otra de estas frases interesantes (que vuelvo a repetir: no son necesariamente negativas) diciendo que mis escritos carecen de conclusiones. Alguien más apuntó acerca de mi habilidad de no respetar mi propio tema y la maestría de mis divagaciones. El lector dirá si esto es así o no. Pero no me juzgue muy duramente aquel que sólo ha leído mis bagatelas.

Otra acusación más acertada la recibí la semana pasada. Uno de mis amigos me dijo que yo era ‘Ortodoxo’, con lo cual quería señalar que soy hombre de una idea y en esto tiene razón. En nuestros días se habla de tener una ‘mente abierta’ y dicha categorización se usa en sentido de superioridad. Si somos más exactos, al decir que posee una ‘mente abierta’ el hombre moderno quiere decir que tiene una docena de filosofías incompatibles bailoteando en su cabeza. Un amigable consejo: Tenga cuidado el hombre moderno, como dice aquel dicho vulgar, pues si las moscas entran en las bocas abiertas, también podrían entrar en las mentes abiertas.

Se nos acusa de ser hombres de una idea y eso es justo. Pero eso no significa que los ‘ortodoxos’ no podemos estudiar, entender ni apreciar otras ideas diferentes a las que consideramos correctas. Aquella frase de Chesterton explica muy bien a lo que me refiero. Él dijo: ‘Muchos dicen estar de acuerdo con Mr Bernard Shaw y otros dicen no entenderlo. Yo soy el único que lo entiende y no estoy de acuerdo con él’.

Nuestros mayores méritos como hombres ortoxodos, si es que existen méritos, es la seriedad de nuestras opiniones y nuestra diligencia en la búsqueda de la verdad, características escasamente halladas en las ‘mentes abiertas’, pues el moderno es amigo de lo relativo. Nada es blanco, nos dirá, nada es negro, todo es gris, todo es relativo a la perspectiva. Y yo diré que las sombras son oscuras, que la luz clara es la que posee todas las frecuencias del arco iris y que la virtud no es sólo la ausencia de vicios y perversiones sino algo fuerte y flamígero, puro y brillante, reluciente como una estrella.

Estoy orgulloso de ser hombre de una idea. Después de todo, la poesía de nuestra tierra es que tenemos una sola estrella que nos ilumina cada día: nuestro Sol. La poesía del arte es contemplar esa torre única, esa pintura fabulosa; la poesía de la naturaleza es ver ese único árbol que destaca en el horizonte; la poesía del amor es amar a la misma y única mujer y la poesía de nuestra religión (si se me permite usar esa palabra) es que tenemos un único Dios y creador.

Soy hombre de una idea. Pero estos días me tocó ser hombre de una pierna. Una herida en el pié afectada por un hongo que se adhirió a mi piel a causa de la lluvia produjo una infección horrenda, además de la obligatoria fiebre, dolor y sobre todo la inutilización de mi pierna derecha. Samael Melara parado en una pierna. La imagen de alguien como yo en plan de flamenco evoca, más que una imagen poética, una imagen hilarante. En estos días entendí mejor lo que los estudiantes de arquitectura dicen, eso de que una columna sirve únicamente para soportar peso, y eso es lo que tuvo que hacer mi pierna izquierda, la más sencilla de las columnas orgánicas.

Esta noche una amiga que llamó por teléfono, intentando levantar mis ánimos, me hizo recordar lo importante que es agradecer a Dios por las pequeñas felicidades con las que Él nos rodea cada día. Qué malo es que nos demos cuenta de lo terriblemente bellas y asombrosas que son las facultades que nos han sido dadas hasta que carecemos de ellas o cuando estas son puestas a prueba. Sea que nuestra razón sea probada en un mundo de locura, nuestra fe en un mundo de apostasía o nuestra pierna izquierda que es puesta a prueba al cargar el peso de todo el cuerpo.

No esperemos que lleguen los tiempos de adversidad para apreciar lo que nos ha sido dado. Agradezcamos el Sol a diario, añoremos Su calor cada día y no solo en los días de frío y tormenta.

10.27.2008

Paradojas (I)

Alguien dijo una vez que el señor Bernard Shaw vivía de la paradoja, y yo, no estoy de acuerdo. El hombre habría sido el más rico de su tiempo con tan solo recibir dos peniques por cada una de sus locuras. Alguien con una mente tan lúcida como la suya podía inventar un sofisma, una paradoja obscena cada seis minutos.
Shaw es el autor de todas esas frases grotescas y cargadas de bestialidad que son tan recordadas por muchos pesimistas de nuestro tiempo, de las cuales una en particular viene a mi mente: ‘la Regla de Oro es que no existe ninguna Regla de Oro’. Otra de estas frases, expresada por Oscar Wilde (Y tan intensa como cualquier graznido de Schopenhauer) es la célebre: ‘Puedo resistirlo todo, excepto la tentación’.

El lector puede entonces pensar que la paradoja es, al igual que la retórica, un instrumento inicuo que disfraza la mentira con las ropas de la verdad, un artificio que permite al lobo tornarse oveja. Mi repuesta a esto es que la paradoja es un instrumento que ha sido mal empleado por muchos, pero que también puede servir a los propósitos de la razón bien entendida. G. B. Shaw la usó con su pasión y descaro Irlandés para proferir la decadencia de su filosofía satírica. Chesterton la usó para mostrar las verdades que toda su vida buscó, y que encontró a la vuelta de la esquina, en el atardecer de su vida. Angustiado por la falta de interés su generación hacia la verdad, generación más preocupada por los buenos modales y el sentido del humor que por la moral práctica, generación que había dibujado la verdad como una caricatura aburrida y falta de interés, angustiado, hizo lo único que podía: tomó las verdades más sencillas de su credo y las puso de cabeza, como en una comedia. ‘Consideraba que una paradoja, —Diría Gabriel Syme, uno de sus personajes— puede despertar en los hombres la curiosidad por una verdad olvidada’.
Es increíble el número de verdades que están expresadas en paradojas, sean estas planas o circulares. Escribí una de esas paradojas en una de mis bagatelas titulada ‘Cosa de Dos’. La frase corre más o menos así: ‘Dicen que no podemos amar a quien no conocemos de verdad. Lo cierto es que no podemos conocer a alguien de verdad hasta que decidimos amarle’.

El Cristianismo está lleno de estas paradojas, defensas ingeniosas de lo que no necesita defensa. Una de esas paradojas puede ser explicada con un caso conocido por todos nosotros, digamos, el caso de un soldado. ‘El que quiera salvar su vida la perderá’ no es una pieza de misticismo para santos y héroes, es sabiduría del sentido común para todos. Un soldado rodeado de enemigos necesita combinar su fuerte deseo por vivir con el desprecio de la muerte. No puede simplemente asirse de su desesperación por vivir, porque entonces se convertirá en un cobarde y un cobarde no escapará de semejante situación. Debe buscar la vida en actitud de profusa indiferencia hacia la misma, debe desear la vida como desea el agua, y beber la muerte como se bebe el vino.

Una de las frases más ridículas que he oído en toda mi vida es aquella de: ‘Juanito está en un proceso de descubrimiento, se está encontrando a sí mismo’. Lo irónico del caso es que mientras más buscamos ser quienes somos por nuestros propios medios, más nos alejamos de quien fuimos planeados para ser. Sólo cuando nos negamos a nosotros mismos y dejamos que Su voluntad sea nuestra voluntad y su corazón sea nuestro corazón, solo entonces, encontramos nuestra verdadera identidad. Esta es otra de las paradojas del Cristianismo.
Más adelante espero poder narrar más de estas paradojas, las paradojas del Cristianismo, además de otras, harto buenas e hilarantes, como aquella, la historia de ciertos hombres que, cuando no había nada que beber, se embriagaron en seguida.

10.23.2008

Para F. M.

Del aquel recuerdo, de ese mismo sueño que soñamos juntos, aquella noche fría
Bajo aquella luz de estrellas, canciones y versos sin fin, escribir podría.
Las veces que alargamos los segundos y pospusimos despedidas
Buscando pretextos, hallando caminos, dulces palabras, harto repetidas
De votos que dijimos, ebrios de amor que no perdió su frescura,
De la confesión que mi alma, a tu oído narró con premura.
Ante la respuesta dulce de tus ojos tiernos,
Ante el ‘te quiero’ que fundió de mi triste alma los inviernos.

Con lagrimas juramos promesas, abatimos gigantes con valor
Compusimos sonetos, creamos presurosos nuestras propias canciones de amor
Descubrimos el misterio, lluvias tempranas ante un Sol perplejo
Nuestros corazones eran jóvenes, pero el mundo era en verdad muy viejo.
Yo, con mi verso frágil, palabra nerviosa
Tú, con suspiro tenue, me tomabas, con tu mano de Rosa.
Poema fuente de poesía, inspiración de mi canto
Fantasía de mis sueños, el amor de tu encanto.

Cuando me volví rayo de luna, para entrar por tu ventana
Brisa fresca hecha suspiros cada mañana,
Rogué al Sol te cubriese, de amor, de esperanzas
Rogué al Cielo el deseo cumplido de tus añoranzas
Y verte alcanzar el monte alto de tu ilusión, la cumbre de tu anhelo
Que se abre ante ti sonriente, mientras se disipa el velo
De la noche oscura, que un día te hizo llorar,
Sobre las nubes y la tormenta, en el nuevo día, libre podrás volar.

Para estar cerca de tus labios, me volví canción de alegría
La nota fugitiva que no recuerdas, Tú que eres mágica melodía.
Para acompañar la frescura de tus pasos, para mirarte en silencio, sin remordimiento
Envié flores diminutas que, a tus pasos dulces, se abren con el viento.
Para morar cerca tuyo, en tu aliento, en tus cabellos, me volví nardo y jazmín
Perfume delicado, suave y firme, que siempre acompañará tu belleza sin fin.
Envié la fresca brisa, para anunciar aquellas palabras, que solo tú y yo conocemos;
Tan serias y breves. Tan dulces y eternas. Nunca tomadas a la ligera. Eso tú y yo lo sabemos.

Entendimos la dura senda que nos trazaba el camino:
Dos miradas que se buscan, dos lugares diferentes y el sueño de un destino
Esperar con paciencia no era fácil. No, no era sencillo.
Añoraba la cercanía de tus palabras, y oh hermosa, de tus ojos, aquel brillo.
Con la esperanza de verte un poco mas cerca, ¡Cuantas veces te veía en una estrella!
Mis sueños tienen forma de constelación, tienen tu forma delicada, tu forma bella
Tienen la forma de tu ilusión, como el brillo inextinguible que en tus ojos miraba
Como el fuego sereno, eterno misterio, que junto a las estrellas develaba.

Ahora tengo en mis manos aquel libro, aquel cuento que juntos leímos
La noche del primer beso, tomados de la mano, cuando juntos reímos
Era suave tu acompasado aliento, era música tu voz miedosa, y tu risa poesía
El miedo se cambió en abrazos, y las miradas, en promesas no dichas, que nunca olvidaría.
Ha pasado el tiempo, los días siguen su curso. Y solo tengo tu recuerdo, momento a momento.
Ahora entiendo mejor todo aquello que alguna vez creímos obstáculo, fiero impedimento.
Hoy hay sabiduría para echar raíces, y esperanza en Dios para planear un porvenir
Hoy que por fin puedo gritar: ¡te amo!, sin necesidad de hablar, tú no estás, para poder oír

10.11.2008

El negro Baal

Siempre sentí gusto por la lluvia y por ello me era difícil entender a aquellos que se deprimen en los días grises, cuando se ven rodeados por una asombrosa cortina de plata.
Algo que sé con seguridad es que en los brillantes días azules, cuando el Sol parece brillar un poco más, no deseo que ocurra nada en especial, pues mi universo está completo. El mundo es en esos días un bello espectáculo y la belleza debe contemplarse.
No se me ocurren aventuras, ni despierta en mí el sentido novelesco en los días de paz y calma. Pero ocurre algo diferente en los verdaderos días grises. En los días malos, cuando el cielo encima mío escribe un testamento en letras plomizas de tristeza, se me antoja pintarlo con los vivos colores de la fantasía. Creo que es ese un principio conocido por todos los románticos: cuando todo en nuestro entorno fracasa, nuestra alma inmortal se niega a fracasar. Cuando el mensajero de la desdicha nos dice que nada ocurrirá, nuestro corazón se dispone a lograr que algo suceda.

Y aquel día era uno de esos días grises donde la lluvia externa tan sólo enfatizaba la oscuridad anormal que se cernía sobre mí como en un crepúsculo siniestro. Bajo la tenue pero constante lluvia se dibujaba una curiosa forma que retaba cualquier rastro del sentido común moderno: era yo, caminado rumbo a la Biblioteca con protección suficiente para mis libros pero insuficiente para mí. Debo confesar que creo que cuando Dios inventó los días lluviosos, seguro los ideó para que no los pasáramos a solas sino en compañía de la familia, de un amigo o entre medio de los libros.

Después de sacudirme casi perrunamente, olvidé mi tristeza por un instante fugaz en aquel mar de felicidad. Un par de horas más tarde, cuando estaba a punto de salir me percaté que la lluvia no había disminuido ni en un ápice su intensidad y decidí quedarme un poco más. Conocía el lugar donde me sería fácil pasar el tiempo que fuera necesario y hacia allá me dirigí. Era la sección de literatura inglesa. Los que me conocen saben que mis tres autores favoritos y muchos otros por los que siento fascinación (Chaucer, Shakespeare, Dickens, Blake, Yeats, etc.) provienen de esa idea, esa tradición y ese imperio que es Inglaterra.
Mientras caminaba por los pasillos y me internaba en aquel claustro de deleite pensaba que al final de cuentas nada anormal iba a ocurrir. Pero estaba equivocado. Cuando empecé a tomar libros de los estantes y a formar una pequeña torre sobre el carrito que me ayudaría a llevarlos, me percaté que aunque estaba sólo en ese pasillo, en el pasillo subyacente había un grupo personas sosteniendo una plática. Al principio pensé que es muy tentador violar las reglas y que eso era lo que ellos estaban haciendo al hablar donde se requería silencio absoluto. Pero luego empecé a poner atención a la conversación de lo que parecían ser tres personas. Si. Me confieso culpable del pecado de fisgar: todos tenemos dentro de todos nosotros algo de fisgón, pues ¿qué sería de las grandes epopeyas sin un fisgón?

En la conversación un hombre de voz armoniosa y didáctica preguntaba a dos señoritas por qué creían que conocían a Dios y por qué basaban su conocimiento en la fe y no en la experiencia. Retaba su percepción sensorial inmediata y decía que era imposible conocer a alguien por experiencia, personal o ajena. Sus argumentos eran gráciles, refinados y muy filosóficos. Aparentemente, por la línea de su conversación, era un ateo simpatizante del budismo. Sus argumentos tenían todas las mejores cualidades, pero carecían de una cualidad quizá insignificante y menospreciada en nuestros días: carecían de veracidad.
El joven destrozó los pobres argumentos de la joven que parecía defender la existencia de Dios, pues la otra saltaba de un campo a otro y no se sabía si estaba a favor o en contra de su misma vida. Hasta este punto no les había visto las caras, pues una pared de caballeros ingleses nos separaba.
—No puedes tener una fe ciega. No puedes confiar en lo que no conoces. La fe de los budistas se basa en la experiencia… —decía aquel mensajero de iniquidad, que ya había comenzado a exasperarme—. La cuestión, —apuntaba— es que las características que adjudicamos a la deidad son aquellas de las que carecemos y que quisiéramos ver en las personas alrededor de nosotros…
Su disertación era ágil y engañosa, sin contar que estaba llena de contradicciones.
Traté de moverme y no pude hacerlo. Quería huir de una conversación a la que no había sido invitado, pero no me fue posible. Estaba casi hipnotizado y sentí dentro de mi ser un extraño temor. Quería gritar, tirar un libro, botar la estantería o golpear a aquel hombre para hacerlo desistir de su conversación. Vencerlo en debate y argumentación no sería suficiente. Debía hacerle callar, fuera esto lo último que hiciera en la vida.
Se me figuró que aquel individuo no era más que un negro baal que había descendido a reclamar himnos de alabanza para su gloria.
Movido por este celo intenso empecé a caminar sintiendo que me dirigía a la última y la más heroica de las cruzadas, mientras la voz de aquel individuo no desaparecía: ‘la religión no debe limitar tu creencia. Si creer en Dios te hace feliz, adelante. Si creer en varios dioses te satisface, eres libre para hacerlo. Si eres feliz al no creer en ninguno, eres un ser supra espiritual con libre albedrío’. Su argumento era cada vez más perverso a medida me acercaba, su ciencia anunciaba la nada, su arte la decadencia y su hombría se avergonzaba del honor, pues es cosa de hombres creer en un Dios que posee un reino que solo arrebatarán los valientes.

Antes de que alcanzara el final del pasillo, se les unió una voz: era la empleada de la Biblioteca que les suplicaba continuar su conversación en otro lado. Y eso fue lo que hicieron. Salieron del pasillo y tomaron las escaleras rumbo a la salida mientras seguían su charla. Pude ver el pálido rostro de aquel hombre común que se me figuró la encarnación de un baal negro, con una mitra blasfema en su frente y una toga de ébano con los rayos de la noche.

Mi corazón volvió de nuevo a su ritmo normal con una rapidez asombrosa. Caminé hacia el escritorio de aquella pequeña mujer de lentes y le hice algunas preguntas rápidas acerca de la fe y de Dios, como queriendo comprobar que había despertado de una pesadilla. Ella las respondió de manera amable pero breve y me dijo que no podía hablar más en ese lugar. Asentí con una sonrisa que fue correspondida y me dirigí a las escaleras que llevan a la salida. Pensé además que en una ocasión diferente me gustaría encontrarme con ese singular grupo para poder compartirles mi fe.
Afuera la lluvia había desaparecido por completo y el cielo limpio dejaba ver las primeras estrellas en el domo nocturno.

9.24.2008

Cosa de Dos

Mientras afuera el Sol se ponía, enviando sus últimos rayos como mensajeros que llevan noticias desde el campo de batalla, encontrábame en el interior de un salón, en una clase de literatura. Nos adentrábamos en el hirsuto bosque de la New and Old Comedy como parte de un curso de filología románica que es el preámbulo para el estudio de la literatura medieval y del renacimiento.
La comedia Romana no es otra cosa que una adaptación de la comedia Griega para una cultura no helénica, quitando los elementos metafísicos que tanto amaban los griegos y reemplazándolos con la practicidad, el pragmatismo y la moderación que caracterizaba a los romanos. Es, como diría mi maestra, literatura griega con ‘splenda’ romana.

Mientras veía una presentación de diapositivas que consistía en máscaras, escenarios y actores de la comedia con las histéricas y violentas cadencias dóricas de la música de fondo, me ocurrió algo muy verosímil. ¿Has sentido alguna vez el cuerpo cansado pero la mente en pie? ¿Has sido alguna vez sorprendido por pensamientos extravagantes en los momentos menos esperados? ¿Has sido llevado por tus pensamientos al lugar más extraño? Si has sentido ganas de reír, de llorar o de gritar en medio de una clase, un discurso o en un servicio en la iglesia creo que entenderás mejor lo siguiente.

Aquella presentación era una sucesión interminable de danzantes imágenes de máscaras de belleza abominable, con sus bocas abiertas y sus cuencas vacías, como formas de antiguos dioses ciegos. Eran figuras grotescas de hombres solitarios sosteniendo máscaras mientras gritaban en el escenario haciendo el papel de soldado fanfarrón. Era un espectáculo extraño. Y en medio de ese espectáculo maduró en mi una idea y una interrogante con la cual quizá mi subconsciente trababa de alejarme de aquel entorno pagano.

La imagen de aquel hombre jugando a ser dos con su máscara me hizo pensar en las actividades que se pueden llevar a cabo a solas y en aquellas en las que necesita más de una persona.

Todo el tiempo realizamos actividades en absoluta soledad: nos bañamos, dormimos o pensamos a solas; pero nunca he oído a nadie dar un discurso o jugar tenis a solas. Creo que hay actividades para las cuales es menester la compañía de alguien más, pues tales actividades no tienen valor o sentido al ser efectuadas por un solo individuo. Aunque ahora recuerdo que alguien alguna vez me contó la triste historia de un pobre deán desprovisto de su sesera que predicaba con fidelidad y constancia a una multitud de bancas vacías.

Nunca comprendí a los que juegan ajedrez a solas y hacen el papel de ambos oponentes a la vez, pues según mi parecer parte de la emoción del juego —además de hacernos ejercitar la capacidad estratégica— yace en el hecho que nos enfrentamos a alguien más en un combate real. Es una batalla verdadera, con sentimientos encontrados, diferentes puntos de vista, historias distintas y sobre todo, palabras. Por eso me gusta jugar ajedrez con conocidos y al calor de un buen café. Creo que es la manera más caballeresca de sostener una larga conversación. (Escuché una vez que a Poe no le gustaba el ajedrez a razón de parecerle demasiado romántico que entre sus piezas haya caballeros y damas, pero ese es asunto aparte).

Hay cosas que creo que es necesario llevar a cabo a solas. Nunca pude estudiar en grupos y no creo en las lecturas múltiples. Una tan sola vez disfruté una lectura compartida con alguien, alguien muy especial por cierto. Aquella vez viajamos juntos a otro mundo mientras alternábamos párrafos de una historia genial; aparte de esa ocasión, mi tiempo de lectura es un tiempo a solas.
Realizamos nuestra higiene a solas, oramos a solas, nos cambiamos a solas, y (espero), llevamos a cabo nuestras necesidades fisiológicas a solas. Ahora recuerdo que curiosamente he oído a muchas personas llamar a la realización de estas necesidades ‘el llamado de la naturaleza’, cuando no creo que la pobre madre naturaleza —que tiene un padre en los cielos— se encargue de llamarnos para eso. ¡Qué triste asignación y qué trágica agenda! Si la naturaleza nos llamara, sería de cierto para algo más noble y de seguro se nos manifestaría en forma de hada o de dríade.

Existe otra categoría de cosas que según creo, pueden realizarse a solas o en compañía de otros. Puedo sentarme a solas con mi guitarra, cerrar los ojos y cantar una canción a solas, pero también puedo hacerlo con otros más. Podemos celebrar a solas o con la compañía de nuestros cercanos. Podemos caminar a solas para meditar o podemos hacerlo junto la dulce compañía de un amigo.

Después de pensar todo esto vino a mi mente una pregunta crucial. ¿Se necesitan dos para amar? Escuché a alguien decir que para pelear se necesitan dos. Y yo creo que eso es falso. Yo he peleado muchas veces y solo hizo falta la intervención de un ente extraño que aparece siempre que me acerco al espejo.
Entonces, ¿Cómo funcionan las cosas con respecto al amor? ¿Es necesario ser correspondido para amar de verdad? Una amiga me dijo hace días que no se puede amar lo que no se conoce, pero ¿No será que no podemos conocer a alguien hasta que decidimos amarle?
¿Es el amor cosa de dos? La Biblia dice que Dios nos amó antes que nosotros siquiera intuyéramos su existencia. Estoy de acuerdo que no hay punto de comparación entre lo que los humanos llamamos amor y lo que El llama Amor, escrito intencionalmente con mayúscula. Si Dios puede amarnos aún cuando no le amamos, entonces yo también puedo amar, aunque quien yo ame esté lejos y ni siquiera sepa que mi amor existe. En este punto pensé que el amor es cosa de uno, que no se necesitan dos para amar. Pero recordé que la Biblia dice también que Dios es en esencia amor, que el ‘amor’ verdadero tan solo proviene de El. Como dijera Jack una vez, cuando amamos es porque Dios nos permite beber unas gotas de Su mar de inmensidad. En otras palabras, cuando amamos no amamos de nosotros sino que somos canales de una fuente enorme que fluye desde fuera y cruza a través de nosotros.

Al fin de cuentas amar si es cosa de dos. Necesitamos que el dador del amor deposite de sí en nosotros para poder amar. Y necesitamos estar dispuestos a ser instrumentos de ese Amor. Y al pensar en esto mis ojos se llenaron de lagrimas. Lagrimas de asombro y quizá de satisfacción, pues realicé que era la respuesta que hace días estaba buscando. La presentación en este punto había terminando y cuando las luces se encendieron contemplé la sorpresa de mis compañeros y maestra al ver mis ojos húmedos ante las grotescas imágenes de la comedia.

9.16.2008

La sala de espera

Leía con avidez uno de los divertidos y vigorosos artículos que Chesterton publicara en el Daily News, mientras esperaba en la recepción de una enorme compañía que provee servicios especializados a clientes extranjeros mediante una conferencia telefónica. No hablare de lo que pienso acerca de este tipo de lugares, pues no quiero explayarme en lo que considero la abolición del hombre y la obra bien hecha, o la triste transacción que nuestra sociedad hizo al desplazar la calidad por la cantidad. Como dije, no he de criticar las políticas de los hombres de negocios ni el paralelismo de su moral con las motivaciones de conquista del romántico hombre de la luna. Esa mañana simplemente me encontraba entre las filas de aquellos desempleados que aspiraban encontrar un puesto de trabajo con flexibilidad de horarios y una remuneración más o menos justa.
En medio de la espera, transitaba en ‘cab’ por una calle inglesa junto a Chesterton, mientras le escuchaba hablar con su caracteristico denuedo poético y casi sobrenatural acerca del verdadero romanticismo de las cosas que el ama de su país, o de la ocasión en la que tuvo que esperar varias horas en la estación de tren (Esto lo hacia con la compasión de un amigo, quizá al verme en impaciente espera) con la sola compañía de unas tabletas de chocolate que había sacado de una maquina y uno de esos libracos modernos de dos peniques que hablan del progreso, y al oírle esa mañana me sentí asaz afortunado al tener su compañía. El sonido de su conversación y el murmullo de la campiña inglesa se confundía con el ruido de los tacones de mujeres de negocios de paso firme, o con los murmullos de obesos hombres de traje que entraban pegados a su celular repartiendo deferencia a diestra y siniestra. Observé pronto la existencia de un pequeño vigilante (¿O seria un duende?) que les miraba pasar. Tenía en sus ojos la inocencia de un niño y en sus acciones la actitud de un gatito que desea congraciarse con su amo. Pero los hombres y mujeres de aquella fría oficina, como ciegos ante la magia del vigilante-leprocón, le ignoraban. Chesterton continuaba relatando los hechos de esa tarde en la que tuvo que esperar su tren y del extraño suceso de encontrarse con ese libro, que llevaba por titulo: ‘Avanza o vete’, libro que disertaba acerca del éxito personal y de la imperativa de estar en movimiento como norma de progreso.
Aunque yo mismo no he tenido la suerte de leer tal volumen, creo que esa mañana sentí lo mismo que él. No sabía en verdad si éxito es avanzar o irme, pero algo le decía a mi conciencia que lo mejor era largarme. El pequeño agente del orden, al percatarse de mi espera se acercó a mí y de manera muy amable me preguntó si era mi primera entrevista y me deseo muy buena suerte en el proceso. Con gran asombro me percaté de la tierna admiración que aquel hombre profesaba por esos profesionales que a penas se detenían a hablar él y recordé, al ver sus ojos, las palabras del que dijo que para heredar el reino hace falta ser como un pequeño. Pensé también —Dejando a Chesterton solo por un instante— que nuestra sociedad hace algo supremamente estúpido: adora el éxito. Esa cosa que no significa sino superar en algo a alguien. Los libros de superación personal llenan los estantes de las librerías y aun muchos autores de la cristiandad proclaman un mensaje de éxito muy diferente al que muestran las escrituras. ‘Podrás tener éxito en la vida, pero eso es algo muy distinto a cumplir el propósito de tu vida’ dijo un autor bien intencionado, pero totalmente errado. Esa mañana, junto a Chesterton en la sala de espera, aprendí que el verdadero éxito en la vida consiste, en esencia, hacer la voluntad de aquel que nos creo.

6.17.2008

Por qué leo fantasía (Parte 2)

Los cuentos de fantasía nos son tan queridos, porque, como un viento fresco, irrumpen con sus historias trayendo dramatismo a vidas pocos dramáticas. Alientan al niño del que estamos hechos y nos recuerdan que nuestro Padre es un Dios de misterio, amante de las historias y creador de su propio cuento de hadas. 'Mientras haya misterio, habrá salud'. ¿No parecen sacadas de un cuento de hadas esas margaritas con sus gotas de agua como zafíros, que Él crea dia a día y que no se cansa de crear?

¿No es cierto que los 'adultos' (¡Oh abomibale palabra cuando se usa para denotar superioridad!) son los que nos dicen que estámos demasiado viejos para leer cuentos? ¿No son los domesticados humanos los que ponen la rutina como una de las mayores tragedias de la existencia misma? Tal vez no se dan cuenta que el creador, al poner en marcha su propio cuento hizo que un dia sucediera a otro. 'Es posible -escribió Chesterton- que El Sol salga todas las mañanas porque no se cansa de salir (...) pues tiene superabundancia vital'.

Porque nosotros hemos pecado y envejecemos, dejamos de disfrutar aquello que amábamos cuando niños. Pero nuestro Padre es más joven que nosotros. No desaprovechó jamás la oportunidad de jugar con los niños, ni de contarles una historia. No es de extrañarnos que fuera tan popular entre los pequeños.


Ahora, no haría justicia si dijera que la crítica a ciertos cuentos de fantasía está errada del todo. En la inglaterra victoriana, leer fantasía era un pasatiempo común, y las mejores histórias del género se crearon en esa época. En un universo tan vasto de escritores y obras, podemos esperar que existan historias que no son buenas. Buenas No solo tomando en cuenta su calidad literaria, sino también el objetivo y mensaje del autor. Algún día escribiré algo al respecto. Por el momento, puedo recomendar el ensayo de C.S. Lewis: On three ways to write for children, donde desglosa de manera magistral las tres formas más comunes que se cultivan en la escritura de fantasía.

No me gustan todos los libros de fantasía. Son pocos y escogidos. Y de todos, los que menos me gustan son los que Lewis cataloga como 'Gadgets'. Mis favoritos son aquellos que fueron producidos por Cristianos (Lewis, Chesterton, MacDonald, Tolkien) y que resaltan el amor a la naturaleza, el triunfo del bien sobre el mal y la alegría de vivir. Y de entre todas estas flores, mis favoritos son los que encierran alegorías de la fe.

La última subcategoría que mencioné es la más rara, escaza y especial de todas. Y puede mostrarnos, cosas que pasaron o que ocurriran en el futuro. Entre todos, éstos son los que más han marcado mi existencia. Éstos tienen la particularidad de criticar el estado actual de las cosas y fundan nuestra esperanza en las cosas por venir que esperan los Cristianos. Nos ayudan a recordar que somos peregrinos, que no pertenecemos a este lugar y que eso explica el por qué anhelamos algo que por ahora sólo es posible ver en sueños. Esto fue lo que Chesterton escribió al respecto:

'No toca a la tierra juzgar al cielo; pero si al cielo juzgar la tierra. Igualmente la tierra no puede criticar al reino de
las hadas, sino este criticar a la tierra'.

Alguien dijo en los comentarios que la fantasía, como el vino, puede beneficiarnos o embriagarnos. Creo que tiene razón. Necesitamos despertar y saber que tampoco es saludable vivir en un sueño sempiterno, pues el mundo que anhelamos y soñamos, el mundo que El Creador de la primavera prometió antes de partir no es el lugar en el que nos encontramos ahora. Y el cuento será beneficioso siempre que nos recuerde que este no es nuestro hogar. Pero que es nuestra residencia temporal y que es menester vivir aqui como si vivieramos allá. 'Esta es la razón por la que les traje a Narnia, para que conociéndome aqui un poco, puedan conocerme mejor allá'.
(Continúa)

6.16.2008

La Frase de Chesterton

'Cuando amamos una cosa, su alegría es una razón para amarla, y su tristeza es una razón para amarla más aún'
La bandera del Mundo, Ortodoxia, G.K. Chesterton

6.12.2008

Por qué leo fantasía (parte 1)

¡Medianos! (...) ¿Vivimos en el país de las hadas o en una tierra verde a la luz del Sol?
-Un hombre puede vivir en ambos sitios -dijo Aragorn-
J.R.R. Tolkien, Las dos Torres

'Aquello en lo que más creía yo (...) y en lo que sigo creyendo, son los cuentos de Hadas'
G.K. Chesterton, Ortodoxia


¿Por qué leo Fantasía? o más importante aún, ¿Por qué creo en la fantasía? son las cuestiones que trataré de responder a continuación.

En el típico cuento de hadas, el héroe es un muchacho común y corriente. Lo que asombra al lector y al mismo protagonista de la historia son sus aventuras, pues a pesar de ser enormes, son realizadas por una criatura normal. El encanto de la fantasía es que la fantasía es real, y más que real. Real y verdadera no porque nos muestre que los dragones existen, sino por mostrarnos que los dragones pueden ser derrotados.

Naturalmente nuestro corazón fué diseñado para aspirar algo mayor que nuestra realidad. Cierto escritor dijo que todo hombre necesita un sueño para soñar, una aventura para vivir y una bella que rescatar.Y si vemos a nuestro alrededor, no tardaremos en preguntarnos ¿Esto es todo? ¿Para esto fui creado? Aunque creo que en este punto me estoy adelantando.

No estoy de acuerdo con los que creen que la fantasía es un medio para escapar de la realidad. Lo primero que preguntaría a aquellos que comparten esta idea es qué entienden por realidad. Si para ellos, 'realidad' es la miseria, conformismo y derrota que nos muestran día a día los periódicos, entonces sí, la fantasía nos ayuda a escapar de esa realidad y a anhelar una mejor. Creo que todos los hombres, hasta cierto punto han olvidado quienes son, para qué fueron creados. Todo eso que las personas llaman 'racionalidad', 'sentido común', 'sentido práctico' o positivismo tan solo se refiere a que para ciertos aspectos muertos de la vida olvidamos que hemos olvidado.

6.11.2008

El viento perro de las mariposas

No se si el viento se convirtió en perro o el perro devino en ventisca...
Recuerdo la aurora de cuando fuimos dichosos: un fuerte vendaval, despeinando la hierba y su lacia cabellera. Mis otros amigos, corretenado en el prado y mi perro negro azabache, siguiendo mariposas de otros mundos, que sólo él y yo veíamos. Lejanas mariposas de la nostalgia. Un breve instante aquel en el que no existía en ninguna parte del mundo tristeza, dolor, temor ni desconsuelo.
Era la edad feliz del viento perro de las mariposas.
La vida era real, porque estaba desnuda en nuestras caras de niño. Y yo era un chiquillo a veces triste, porque después de llorar, mis lágrimas eran dulces en mis labios —Porque hay una escondida dulzura más allá de esas gotas saladas del mar interior—.
Y el perro veía mariposas que sólo él veía, mientras yo miraba sueños amarillos, que solo yo miraba. El mundo entonces tenía nuestra misma edad, la edad de los planetas... La edad de la inocencia.
Al final no se si el perro soñó a la noche o si la noche soñó al perro, pero los dos eran del color del carbón y de los imposibles.

6.08.2008

La Frase de Chesterton

'No hay que averiguar si la respuesta corresponde a nuestros tiempos, sino averiguar si corresponde a nuestra pregunta'.
Ortodoxia, Las Paradojas del Cristianismo
G.K. Chesterton

6.07.2008

Palabras: valor y poder

Cualquiera de nosotros al leer el Antiguo Testamento se sorprenderá de la multitud de juramentos, pactos y contratos que se hacían 'de palabra'. Es decir, sin necesidad de redactar un documento o un memorial del suceso. En algunas culturas antiguas diferentes a la Judía se eregían Piedras, se sacrificaba un animal o se esparcía sal al jurar y prometer, pero la evidencia demuestra que lo más importante era la palabra. (A los interesados les aconsejo revisar el apéndice de la Abolición del Hombre, de C.S. Lewis).

En el penultimo capítulo de la comunidad del Anillo, leemos:

—Los Hombres de Gondor respetamos la palabra empeñada —Dijo Bóromir a la compañía— mientras cruzaban el Río. Os acompañaré hasta donde acordamos (...) y luego volveré a Minas Tirith, solo, si es que no he ganado un amigo con mi ayuda.

Al pensar en este hecho, no dejo de preguntarme si en la actualidad nuestras palabras han perdido valor, o si en realidad nosotros les hemos despojado del valor que antes tenían. El hombre sabio dice en su Libro que es mejor no prometer que prometer y no cumplir. Aunque creo que es mejor prometer y cumplir.

Al parecer, por toda la evidencia que existe en la Biblia, Dios toma muy en serio la palabra. Según los Teólogos hay dos cosas que Él ha exaltado sobre todas las cosas: Su Nombre y Su palabra. Y es más que seguro que la Inteligencia perfecta y divina recuerda cada una de nuestras palabras, cada una de nuestras promesas y espera que las cumplamos.

Todos en la vida hemos quebrantado promesas y hemos faltado a nuestras palabras. Y tambien hemos sufrido porque otros han hecho lo mismo con nosotros. Las palabras no solo son valiosas, sino que tienen poder. Probervios dice que la muerte y la vida están en poder de la lengua.

Ciertas palabras son mas letales que golpes de espada. Y la ausencia de otras palabras nos puede causar dolor y heridas. Según los poetas ebrios,(XD) el juicio a muerte de un hombre fué para él ''como aquel beso que no dió, como ese 'te quiero' que negó''...

Podemos hacer el bien o el mal, dependiendo de la manera que usemos las palabras. Un texto que ejemplifica ambas cosas —el valor y el poder de las palabras— a la perfección lo encontramos en el diálogo entre el enano Gimli y Elrond el medio Elfo, cuando la compañía está a punto de partir:

—Desleal es aquel que se despide cuando el camino se oscurece —Dijo Gimli
—Quizá —dijo Elrond—, pero no jure que caminará en tinieblas quien no ha visto la caída de la noche.
—Sin embargo, un juramento puede dar fuerzas a un corazón desfalleciente.
—O destruirlo —Dijo Elrond—

Un juramento puede dar fuerzas a un corazón o puede destruirlo. ¡Qué poder tienen las palabras! Alguien cínico podría decir que si las palabras son tan valiosas y poderosas, entonces lo mejor es no hablar, ni prometer. Pero historicamente los grandes hombres que lograron cosas más grandes que lo que podían imaginar fueron hombres de palabra. Fueron tranformados por una verdad que los liberó. Y luego fueron fieles hasta el final, incluso hasta la muerte.

En Historias de Terramar, —En mi opinión personal, la mejor saga de magia que existe— el poder de Sus Magos reside en el conocimiento del Nombre verdadero de las cosas y las criaturas. Un Señor de Dragones es aquel que conoce su lenguaje draconiano, la lengua antigua. Un Maestro del Clima es aquel que puede controlar la tormenta en la mar, pues conoce el nombre de cada palmo, cada región de ese universo de agua.

Si las palabras tienen tal poder, entonces, es menester que administremos ese poder con sabiduría. Dura cosa es prometer algo que no estamos dispuestos a cumplir. Lamentable es decir 'te amo' cuando tu corazón no es lo suficientemente firme para resistir la fiereza de la tormenta, mienstras ésta dura. Cuando digas las palabras del amor, de Dios o del cariño, recuerda que las espinas siempre acompañan a las rosas. No diré no prometas. Sería tan absurdo como decir que no ames porque te expones al dolor.

Dije que las palabras pueden ser como golpes de espadas. Pero hay palabras que pueden sanar. Si las palabras de un simple mortal son tan poderosas, imagina el poder que tienen las palabras del Todopoderoso. ¿Lo Escuchas? Entre el clamor desbordante de muchas voces, entre gritos, ruido, lo puedes escuchar. Si tan solo pones un poco de atención le oirás. Y no te sorprendas si le escuchas susurrar tu nombre.

6.02.2008

El Valor del Individuo

Según Lewis, Para el Cristianismo un individuo posee mas valor que una sociedad entera. Una sociedad durará algunos años, miestras que el hombre lo hará para siempre: la eternidad fue plantada su corazón.
La moral secular se preocupa por los efectos producidos por las acciones de las personas respecto a la sociedad, de cuanto esas acciones benefician o dañan a los demás. La moral Cristiana no solo se preocupa por esos efectos, sino por los efectos que nuestras acciones producen en nuestra armonía con nosotros mismos y con nuestro Creador.
Está mas que probado que los humanos buscamos aprobación de otros. Un niño desea probar su fuerza, que es capaz, que es amado y potegido, que posee valor ante sus padres. Un esposo busca ser admirado y respetado, Una mujer necesita oir que es preciosa, que es amada y que será protegida. Necesita oir que alguien está dispuesto luchar por ella. Necesitamos aprobación, validación. Pero lo que en el fondo necesitamos es saber que tenemos valor y que los demás notan eso.
La búsqueda de validación se ha vuelto una carrera desesperada para muchas personas: Un hombre trabaja en exceso para ganar dinero, adquirir poder y así ser admirado-respetado por otros; Una mujer hace de su belleza el objeto de mayor importancia para sentirse valiosa y anhelada.
Los humanos tendemos a dar poder a las personas para recibir validación, sean nuestros amigos, jefes, padres o nuestra novia. Y con mucha frecuencia estas fuentes de validación nos hacen sentir de dos peñiques.
Encontrar validación no es malo, es necesario. Tan solo necesitamos encontrar esa validación en la fuente correcta. Muchos hombres de la Biblia tuvieron un encuentro personal con el Todopoderoso, quien, a la vez de enconmendarles una misión mas grande que ellos mismos les recordó su nombre y les confirmó su valor. Aún Jesús, antes de comenzar su ministerio público, escucha de Su Padre el día que es Bautizado: 'Este es mi hijo Amado en quien tengo complacencia'. La voz del Padre, nuestro nombre pronunciado por sus labios, nuestro valor, confirmado por Sus palabras.
Saber que para Él somos valiosos le da un sentido increíble a la existencia. Nos conoce por nombre, nos ama y nos tiene esculpidos en la palma de Sus manos.

6.01.2008

La Frase de Chesterton

'Toda convicción profunda va acompañada de cierta desesperación: es tan enorme la fe que el hacerla andar toma mucho tiempo'
G. K. Cheterton, Ortodoxia

5.28.2008

El Escritor que volvia sus sueños realidad

En los verdes prados de una colina vivió un escritor, un encantador de las palabras. Con la pluma y el papel hacía lo mismo que el pintor con el lienzo, donde cada trazo, cada palabra, flotaba en un mar infinito de felicidad.
Tal vez esa felicidad la sacó del aire como un mago, accionando el misterioso cerrojo de la llave de los sueños.
Aprovechando el correo de la tarde, el literato escribió a su Amada y lejana náyade:

"Siempre me acuerdo de ti, Luz de plenilunio. Mujer de la mirada lejana, como mirando una estrella. Y no se por qué eras diferente a las demás chicas. Un ser aparte: de la tierra y el aire, del viento y del Sol. Era que me encantaba tu mirada y yo me decía: sí, aún es joven, pero mira a las estrellas como si fuera un ser eterno, buscando en el espacio de los sueños lo mismo que se busca con los ojos del corazón"

"Y sentía por ti, al mirarte, ternura, ganas de abrazarte y convertirte en amanecer de la misma forma que transformé mis dulces delirios en aurora. Deseaba cerrar mis ojos con los tuyos para darte mis sueños como por arte de magia. Me hubiera hecho feliz verte alcanzar el monte dorado de tus deseos. Que me contaras historias de la felicidad, para saber qué sueños encerrabas en tu corazón y así poder despertarlos a la realidad"

Es la historia de un escritor, un encantador de las palabras. Que cerraba sus ojos para darle sus sueños a la vida.

5.23.2008

Chester Quote

Esta semana, a diferencia de las demás frases, usaré una de George McDonald (Con el consentimiento de Chesterton). La frase posee un gran valor personal en esta etapa específica de mi vida.

Tu Eres mi vida; yo el arroyo, Tú la Fuente.
Porque tus ojos están abiertos, puedo ver;
Porque Tú eres Tú, yo soy yo.


Diario de Un alma Vieja, George McDonald

5.19.2008

Un día en el Bosque de la verdad

Un día en el Bosque de la Verdad, sembré un árbol de claridad. Sembré un sueño sin florecer... Sin despertar tal vez.
Sembré utopías que no fueron mías, y un sol para los Dos que nunca amaneció. Y una sola bandera para la humanidad, ondeando en el azul y un ave sin volar para la libertad.
Un día en el Bosque de la Verdad, un pajarillo se fue a anidar. Tal vez huyendo del vendaval o de una guerra satelital. Bajo la fronda azul se cobijó. Frágil y leve como el amor que buscó un sitio donde vivir y un claro en la espesura donde inventar su trino.
Un día en el Bosque, mi corazón soñó. ¡Tanto camino andado y tanto por venir! Los sueños tienen la memoria de los árboles y de las aves del vendaval. Por eso crecen y crecen hacia el cielo, difíciles de vencer y de alcanzar tal vez.
Un día en el bosque de la verdad, aquel árbol crecerá y con sus ramas alcanzará las estrellas. Y yo, desnudo como un soto más de aquella arboleda alucinada, seguiré siendo selva, pajarillo y soledad.

4.07.2008

Chester Quote de esta semana:

'Podemos decir que Dios, mas bien que un poema, había escrito un drama; un drama que había planeado como cosa perfecta, pero cuya representación quedaba confiada a los actores y directores humanos, quienes desde luego, lo destrozaron'

Esperanza

C.S. Lewis en Mere Christianity (Mero Cristianismo), dice lo siguiente:

'If You read history you will find that the Christians who did most for the present world were just those who thought most of the next. The apostles (...), the great men who built up the Middle Ages, The English evangelicals who abolished the slave trade, all left their mark on Earth precisely because their minds were occupied with Heaven...'

La Traducción sería la siguiente:
'Si lees en la historia encontrarás que los Cristianos que hicieron mas por el presente mundo fueron justamente aquellos que pensaban más en el mundo por venir. Los Apóstoles (...) Los grandes hombres que construyeron con solidez en la Edad Media, Los Evangelicos Ingleses que abolieron la Treta de esclavos, todos dejaron su marca en La Tierra precisamente porque sus mentes estaban ocupadas en el Cielo...'

Esperanza no es creer que todo estará bien, que todo mejorará y que nuestro mundo será mejor. No se trata tampoco de un pensamiento pesimista. Los pesimistas creen que todo está mal, excepto ellos mismos. Pero los cristianos no son optimistas, al menos no respecto a este mundo. Lo que tanto se ha olvidado hoy en dia por los creyentes es que no somos adaptables a este mundo porque no pertenecemos a este mundo. Como dijera el Sabio, existe algo llamado 'eternidad' que fue plantado en nuestros corazones, lo cual no podremos encontrar en este mundo efímero. Lamentablemente muchos predicadores han olvidado esto.

Creo, en las palabras de Chesterton al respecto: 'Es posible en cierto modo dar con un medio de Amar el mundo sin confiar en él, de amarlo sin ser mundanos'.

Creo que respecto a esto es muy importante nuestro enfoque. Si nos enfocamos en nuestra felicidad terrenal lo último que seremos es felices. Por ejemplo, si alguien se enfoca en su salud, muy pronto empezará a exagerar sus hábitos alimenticios, a desarrollar un temor inapropiado por las bacterias o a sentir que algo anda mal con su cuerpo. En cambio, alguien que camina, que disfruta de todos los alimentos y vive tranquilamente logrará mejor salud que el que solo piensa en Su salud. Lewis agrega:

'It is since Christians have largely ceased to think of the other world that they have become so ineffective in this'
'Cuando los Cristianos decididamente dejaron de pensar en el otro mundo, se volvieron inefectivos en este'.


¿Donde tienes puesta tu Esperanza?

3.29.2008

Chester-Quote de esta semana:

'Siempre Había sentido de un modo vago que los fenómenos de la naturaleza eran milagros, o si se quiere, que Siempre son maravillosos (...) Quiero decir que los fenómenos, eran, o son, actos Reiterados de una voluntad que los produce...'

3.06.2008

Drink Deep

Como algunos saben, dejé mi empleo anterior por causa de los estudios, los cuales quiero soto voce afrontar al cien por ciento. Y como esas cosas curiosas que ocurren en la vida, -cosas como que un tal Williams asesina a un tal Williamson, es decir, una especie de Infanticidio-, ahora al ver hacia atrás veo que cuando necesitaba asistencia divina para obtener un empleo a tiempo parcial, acudí a un lugar sagrado: La Biblioteca.
Los resultados de la entrevista no tienen nada que ver con lo que pretendo escribir, tan solo quiero referirme a un texto que encontré pegado en la pared de la Biblioteca, procedente de un articulo escrito por la directora de Cultura de aquel bienamado lugar:

'A little Knowledge is a Dangerous Thing.
Drink deep, or taste not the Pierian Spring.
There, shallow draughts intoxicate the brain and
drinking largely Sobers us again' *

La traducción del poema de Alexander Pope, sería mas o menos así:

'Un poco de conocimiento es algo peligroso.
Bebe profundamente o no probaras la fuente de Pieria.
Así, al beber a sorbos, el cerebro es intoxicado y
el Beber extensamente nos vuelve sobrios de nuevo'.

Esto me llamó mucho la atención. Y aunque quien escribe el ensayo habla acerca de las artes y la cultura como medio de redención, Creo que las palabras de Pope tienen razón en varias cosas. Dice él, que un poco de conocimiento es peligroso. Lo he visto muchas veces, cuando muchos abrazan ciencias o verdades a medias son atrapados en un torbellino voraz, a veces de la soberbia, otras veces de la insensatez.
Luego añade: Bebe profundamente o no probaras la fuente o el torrente de Pieria. La fuente de Pieria es usada en sentido metafórico para referirse a una fuente de conocimiento. Pieria es un distrito de Macedonia, y en la mitología griega es el Lugar de procedencia de las Musas, las 'deidades' de las artes y las ciencias.
Creo que con mucha frecuencia nos ocurre lo que dice Pope, aplicado a nuestra vida espiritual. Llegamos a Jesús pero muy pronto nos cansamos, aburrimos y desenfocamos porque no bebemos profundamente de la fuente que nunca deja de manar. No se si sea casualidad pero cosas como estas estan siendo martilladas en mi cabeza en estos días. A los que no lo han hecho les recomiendo leer Pagando el precio.
Creo que es decisión de nosotros, si disfrutar de los beneficios de beber profundamente, y obtener todo lo que El desea darnos o conformarnos a sorbos. Particularmente creo que es ilógico no beber a fondo cuando se tiene sed. Y es evidente que todos nosotros tenemos sed, de algo que es más que agua.

* Essay on Criticism, Alexander Pope

3.04.2008

Aprender a Recordar

Hace algún tiempo me di cuenta que muy frecuentemente espero demasiado para escribir. Y eso tiene sus complicaciones. A veces las cosas que se planean demasiado saben a agendum literario. Es así como el pobre profesor Warren está cansado de estar desentrañando el mismo misterio en la misma posada y el joven Luka lleva muchos días caminando a través de los mismos marjales mientras la niebla al más estilo Dickensiano marca las pautas de la historia.
Hoy, en cambio, escribo algo que no he planeado. Tan solo pensaba, mientras caminaba hacia este lugar en lo fácil que es olvidar y las consecuencias de no recordar.
Es tan fácil perder la esperanza. Es tan fácil deshacer el sueño y dar lugar a la tristeza.
Como en una de mis fábulas personales. Un niño que mira las estrellas en busca de respuestas encuentra más preguntas. Y de súbito la fría inmensidad llega donde está aquel niño triste a desafiar su intento por hallar respuestas.
Es extraño cuantas ocasiones tenemos el Sol sobre nuestro ser, abrazandonos y haciendonos sentir mas que vivos con su beso, pero estamos tan desenfocados que pensamos que necesitamos exprimirle como una inmensa Naranja celestial, para sentir que el hielo del corazón se descongela.
Como Dietrich Bonhoeffer alguna vez dijera, lo que el enemigo hace no es tornar un Creyente en un ateo, sino hacerle olvidar, permitirle apartar la vista de la luz, desviar sus ojos del cielo y hacerlo ver sus miserias terrenales. Y ahora me doy cuenta cuanta razón tienen estas palabras.
Creo que algo similar les ocurrió a aquellos pescadores de Galilea. Habían dejado sus redes hace mucho para seguir al Maestro y habían hallado el sentido más profundo de sus vidas. Vieron las manos cayosas del carpintero hacer milagros por doquier. Pero sobre todo sintieron la ternura de esas manos francas que calman la tormenta. Pero no asi la noche que le apresaron. Se dispersan, se alejan. Incluso uno que no era de los doce huye desnudo. Otro le niega y todos, TODOS se encierran a llorar su tristeza. Por eso creo que Jesús al aparecerles despues de resucitar les da la palabra que más necesitaban: 'Paz a vostros'.
Y aprendieron a recordar. Fueron esos recuerdos los que les dieron fuerza aún enmedio de la persecusión. Fueron esos recuerdos los que les permitieron morir felices por su fe, o alegrarse al ser participantes de sus padecimientos. Recordar. Creo que a ellos no les fue facil olvidar que el maestro, a quien habian abandonado, aparece triunfante, diciendoles que todo va a estar bien.
Mi tristeza puede ser grande. Pero quiero entonces recrdarme abrazado a su cruz... recordar su amor...

2.10.2008

Tiempo... otra vez!

Uno de los temas que el lector fiel de este Blog podría considerar como recurrentes es el tiempo.
Precisamente hoy, podría decir, como Gandalf: 'he vivido 3000 años en las vidas de los hombres y aún me falta tiempo...' (aunque si lo pienso bien, en este encerramiento fatal tambien, como Hamlet diría: 'Podría estar encerrado en una cáscara de nuez y aun sentirme como el rey del espacio infinito...' ^^)*
Porque precisamente en días como hoy el tiempo parece tomarse vacaciones, seré breve.
He estado leyendo el Segundo Libro de Reyes para preparar una serie de meditaciones acerca de la vida de Josías. Es muy probable que en unos días comparta con ustedes acerca de la vida de este personaje tan impactante.
En el trascurso de mis lecturas me encontré con el caso de Ezequías. Ezequías tiene la distinción, la etiqueta, de haber hecho 'lo recto ante los ojos de Jehová...', 'conforme a los caminos de David, su padre...'. Eso es información impresionante para llenar una hoja de vida.
Ezequías es visitado un día por un mensajero de Dios anunciándole que va a morir, que debe poner todas las cosas en orden.
Me preguntaba cómo cambiaría mi forma de vivir la vida si un día me anunciaran con certeza que hay un plazo, que tan solo viviré una determinada cantidad de días. Nadie de nosotros piensa en morir, y no creo que sea un pensamiento saludable tener un temor excesivo a la muerte... pero tampoco creo que debamos menospreciar el hecho de que el tiempo que nos ha sido asignado es limitado. Muchas veces la vida es comparada al vapor, a la niebla o a la hierba del campo. Otra vez el Salmista le pide a Dios: 'hazme entender el número de mis días...'
Entonces en realidad es más que importante vivir sabiamente los días que nos han sido dados, sin arrastrar el peso del pasado ni opacar el presente por la sombra del futuro. Despues de todo, el mejor día de todos es este día. Carpe diem!


*O God, I could be bounded in a nutshell, and count myself a king of infinite space—were it not that I have bad dreams
Hamlet, act 2, scene 2 (251–259)

2.08.2008

Algo interesante acerca de la verdad...

Espero que la calidad y frecuencia de mis entradas en este blog mejore considerablemente al finalizar este capitulo de mi vida que podría titular de varias maneras: 'Servicio al cliente Yanqui o La superfluosidad de una sociedad decandente' o quizá: 'Hotels.com, un mundo sin dolor, sin amor ni imaginación' o -esta es mi favorita- 'Sykes: un tratado acerca de los 7 mas raros pero alegres meses de mi vida, porque cada dia de esos meses lo pasé junto a ti' (esa tiene dedicatoria). En fin, el 14 de febrero, como ya lo mencioné, ocurrirán cosas importantes: es mi último día en Sykes y es el dia de nuestro 'mesaniversario' XD. Bueno, ya basta de comerciales, a continuación me dirijo al tema.



En una serie de cuentos policiales que he creado -son muy buenos, como cada libro que no he escrito*- uno de los personajes dice ser Cristiano. Se llama Maurice bernard. Es un fracés buenmozo, inteligente, halagador y cínico, parecido a Michael Moore de Manalive. Resulta ser que Bernard se dice Cristiano porque 'la moral del Cristianismo y sus preceptos son insuperables' y agrega: 'si todos practicaran las doctrinas Cristianas, nuestra sociedad sería mejor'. La belleza de las afirmaciones de Bernard es casi tragica, y no porque él es un villano de la historia, sino porque su frase es falsa. Estoy de acuerdo que si todos practicaramos al menos un poco lo que Jesús enseñó, todo correría mejor. Lo mismo sucedería si aplicaramos las creencias del budismo o el shintoísmo.
El punto es que hay un deseo en el corazón de todo ser humano que inclina su voluntad a encontrar la verdad y después de haberla encontrado a creer en ella. Por ejemplo, a nadie el hace bien saber que la tierra es esférica. Al menos no nos proporciona un beneficio directo saber que no es plana. Pero cada ser civilizado cree en una tierra esférica, no porque le beneficie sino porque es verdad. Sucede lo mismo respecto al origen del hombre, o acerca del significado de la vida. Así, si nos damos cuenta que Jesús es la verdad, aunque no creamos que pueda traernos beneficios inmediatos, desearemos creer en El.
La verdad es poder, pero es mas que eso: es libertad. El profesor J.M. Warren, el personaje principal de mis cuentos, responde a Bernard:
-Es usted un hombre muy práctico. Lamentablemente la practicidad no es siempre la mejor política. En mi caso -agrega- ahora creo en el Cristianismo porque es la verdad, aunque toda mi vida rehusé creer.
Pasé gran parte de la tarde del día de hoy con mis primos, quienes lamentablemente, aunque sinceros en sus creencias, distan mucho de conocer a Jesús quien es la verdad. Y al hablar con ellos veía un fervor, casi una pasión por conocer la verdad. Estoy orando porque lleguen a encontrarse con El. La verdad no nos deja como nos encuentra. La verdad trasforma. Es por eso que quiero dedicar mi vida a compartir y... ¿por que no decirlo si estamos en confianza? defender la verdad.

*Like every book I never wrote, it is by far the best book I have ever written -G. K. Chesterton

2.07.2008

Entropía

Los físicos generalmente dicen frases curiosas que los demás no entienden. Ni se diga escuchar las 'bromas' que realizan entre ellos. Uno de los físicos más brillantes de todos los tiempos (según mi criterio personal), Richard Feynman, era un bromista de primera.
Feynman -quien tenía pasatiempos tales como abrir cajas fuertes que contenían secretos militares o descifrar jeroglíficos mayas- trabajó en muchas áreas de la mecánica cuántica, recibiendo el Nobel por una desafiante teoría. Proponía que una partícula se desplaza de un sitio a otro a lo largo de cada trayectoria posible en el espacio-tiempo, en lugar de hacerlo a través de una sola trayectoria. Su teoría, denominada 'de multiples historias' tiene consecuencias interesantes. Como toda la mecánica cuantica, teorías como esta hacen pensar que alguna vez tendremos la capacidad de predecedir el futuro, o de viajar en el tiempo y cambiar el curso de algun hecho. Suena loco, no?
Un siglo atrás, los científicos soñaban encontrar descripciones matemáticas que pudieran explicar y predecir con exactitud el comportamiento de los cuerpos. Luego, con el surgimiento de la relatividad, y mas tarde, de la mecánica cuántica, ese sueño se vio frustrado, porque se volvió evidente que hay cosas que no se pueden predecir.
Personalmente creo que la incerteza de las cosas que nos pasan es algo que le agrega aventura y emoción a esta travesía pasajera. Y creo, como el profesor Einstein, que Dios no juega a los dados. Como? Pues aunque las cosas parezcan inciertas e impredecibles para nosotros, no lo son para El. Nos conoce a cada paso, cada milimetro de miedo, cada gramo de fracaso. Y como dice la teoría de Feynman, si hay varias trayectorias o historias para 'cada uno' El conoce cada una de esas historias, cada posible elección. Pero nos deja la libertad de elegir a nosotros. Aunque no nos obligue a tomar decisiones, El ya las conoce todas... entonces nuestra entropía es tan solo una sinfonía para El, con silencios, disonancias armónicas y crescendos.
No se por qué persisto en escribir desde el trabajo. El proceso se vuelve lento, y a veces solo puedo tipear unas pocas palabras por minuto, y ni se diga acerca del orden de las ideas (es una manera casi poética de excusar mi torpeza para escribir). De todas maneras, a ti, lector, quien quiera que seas, agradezco que oses detenerte y oir estas reflexiones.
La entropía es la verdadera ola cósmica, dice Lewis, la evolución es tan sólo un pequeño rizo telúrico dentro de ella. Tu historia fue escrita por el gran autor. Aunque sea tan improbable para ti, no lo es para El. Tu entropía es para El una sinfonía. En medio de lo improbable, enmedio de las tormentas, podemos saber que hay alguien en quien se puede confiar. Y si no crees, recuerda cuando Jesús iba en la barca, y... dormía mientas azotaba la tormenta.

2.06.2008

Lágrimas

Siempre me llamó la atención cuanto hay debajo de nostros que el ojo no puede ver. Tantas veces he caminado junto a multitudes ruidosas deseando estar lejos de su clamor desbordante.
Me desespera ver tantos rostros huecos, tantas miradas vacías...
Una mañana que centellaba con rayos del Sol estaba a punto de dar paso al atardecer. El ruido del mercado había disminuído considerablemente, quizá a causa del fuerte Sol que obligaba a todos a refugiarse en sus casas mientras tomaban el almuerzo en familia. Pero no así ella. Su rostro lucía hermoso, aunque no era difícil ver que ya varios otoños habían robado el brillo que antes sus ojos habían tenido. Y sus ropas eran finas, hasta el punto de ser consideradas 'pomposas' por cualquier obsevador de esa sociedad frugal.
Se dirigía al pozo de aguas, en un horario inusual, tal vez por que le gustaba la soledad o quizá porque buscaba evitar críticas. Todos la veían feliz, sonriente, Cínica, pero había más detrás de ese rostro, mas allá del disfraz de colores, algo que el ojo no puede ver. Y se encuentra con Jesús, quien perfora con su mirada y penetra hasta su corazón sediento. Jesús le pide agua, pero es El mismo el que viene a saciar su sed.
Quizá habían tantas lagrimas detras de ese corazón que hace mucho tiempo habían dejado de fluir... Imagino el bondadoso rostro del carpintero para con esta oveja rezagada. Lo veo sonreir. Y a mi mente viene una imagen: un padre que abraza a su hija mientras esta llora, diciendole que no tema, que todo va a estar bien. No le dice que no llore, porque sabe que hay algo que las lágrimas saben hacer muy bien: lavan el alma.
Tantas veces escondemos tantas cosas detrás de nuestra apariencia civilizada. Si tan solo nos dieramos cuenta que hay alguien que nos conoce de 'cubierta a cubierta' veríamos que a veces no solo es bueno sino necesario dejar fluir esas lagrimas.
Siento unas inmesas ganas de llorar hoy, no se por que. Estoy en el trabajo, tomando llamadas sin parar, usando los 30 segundos libres (promedio) entre llamadas para tipear todo este sinsentido que nadie leerá. Saldre del trabajo como en dos horas, ire a casa y llorare mucho, hasta que ya no pueda hacerlo. No se que me sucede, sólo se que El sabe como me siento, aun cuando todos a mi alrededor no lo saben. Y con eso me basta. Se me viene a la mente la frase de Gandalf, en la despedida de los puertos grises. Y esas palabras significan bastante para mi hoy:
'No os diré: no lloreis; pues no todas las lágrimas son malas'.
Porque siempre hay algo mas allá, algo que el ojo no puede ver...

2.04.2008

Pagándo el Precio

A través de los años he observado la curiosa propagación de una manera de pensar que, como tantas otras cosas a nuestro alrededor, carece de sentido común. El razgo común encontrado en muchas personas que conozco es su prosaico razonamiento. En palabras del buen Escrutopo: 'Tienen docenas de filosofías incompatibles bailoteando en sus cabezas'.
Se piensa que es posible obtener cada beneficio sin afrontar los hechos que producen tales beneficios, i.e. sexo 'seguro' sin consecuencias posteriores, todo el sabor de la comida sin las calorías, un cuerpo esbelto sin esfuerzo físico o erudición que se obtiene por leer revistas o ver programas en un canal cultural.
Todo está al alcance de un click. ¿Por qué acudir a un libro si puedo usar un buscador? Jamás creí que la era digital nos lanzaría tan lejos del romanticismo.
Nuestra era no es sólo la era digital. Es la era de la moderación. La persona promedio, sin saberlo, se define a sí misma como 'moderada' y aprecia la moderación como una virtud cardinal, aunque en sí misma no piense en la palabra 'moderación'.
En lo político, religioso o moral el hombre promedio no posee una opinión definida. Tambien sería completamente válido decir que su opinión en general se ubica en el 'centro'. De aquí que aquel individuo poseedor de la mala suerte de creer algo con mayor fervor que los demás, o de profesar una creencia que está inclinada a un extremo u otro sea catalogado como fanático o extremista.
Lo más triste al respecto es que tendemos a asociar este tipo de razonamiento a los aspectos mas importantes de nuestra existencia, deseando todos los beneficios y ninguna de las responsabilidades. En otras palabras, no nos gusta pagar el precio.
Y lo he visto una y otra vez al abordar el tema más importante de todos: Dios.
Una de las cosas mas singulares que he obsevado es que los humanos queremos los beneficios que Dios puede proporcionar, pero al mismo tiempo deseamos decidir cuanto hemos de seguirle, de qué manera y por cuanto tiempo. Tambien queremos decidir cuanto El ha de hacer en nuestras vidas.
Por ejemplo, un alcohólico desea que Dios le permita dejar el vicio que tanto tiempo ha dañado su vida y las vidas de las personas a su alrededor. Tal persona tal vez creerá que Dios tan sólo quitará sus malos hábitos respecto a la bebida, y luego él podrá continuar con el rumbo de su vida siendo un 'buen individuo'. Pero cuando llegamos a Dios el proceso de perfeccionamiento al que nos sometemos es indefinido y terminará hasta que dejemos este lado del ropero.
Una de las afirmaciones más impactantes que Dios hace en la biblia es: 'sed perfectos como Yo soy perfecto'. Muchos creen que lo dice en sentido figurado, pero si prestamos atención a esta frase y sus implicaciones nos daremos cuenta que El esta hablando en serio, como dice San Pablo, 'hasta que lleguemos a la medida de la plenitud de Cristo'. Dios se ha propuesto hacer perfectos a aquellos que se lo permitan. Por ello es valido pensar en la pregunta que muchos se hacen: ¿Qué es lo que Dios pide de mi? La respuesta es mas sencilla aún: Todo.
Aqui es donde nos damos cuenta que hay un precio que es necesario pagar al seguir a Dios. El nos hará pasar por un proceso que dura toda una vida en el cual nos transforma para ser más como El y menos como nosotros, para que conociendole como somos conocidos por El, encontremos nuestra verdadera identidad. Segun Jack, la muerte es también parte de ese proceso de perfeccionamiento por el cual todos debemos pasar.
Hasta ahora todo suena muy duro, pero no lo es. Lo que Dios demanda es un corazón dispuesto. Muchos se preguntarán: ¿Puede acaso Dios como Padre ser tan cruel que pone a sus hijos en tiempos difíciles solo para hacerles 'cambiar'? Voy a responder con una frase de George McDonald: 'God is easy to please but hard to satisfy' (Dios es facil de agradar pero difícil de satisfacer). Un Padre se alegra cuando su hijo pequeño da su primer paso, aunque caiga tres pasos despues. El padre esta agradado al ver a su hijo crecer. El padre esta agradado pero no satisfecho. Y no lo estará durante mucho tiempo. Querra que su hijo no solo pueda caminar por si mismo, sino que ademas pueda correr, hacer deportes, aprender en la escuela, ir a la universidad, llegar a ser un profesional y luego que forme su propia familia. Dios es igual. A Dios le agrandan los primeros pasos que damos, las decisiones sencillas que tomamos al iniciar nuestro caminar con El, pero siempre quiere mas para nosotros. El es facil de agradar, pero dificil de satisfacer. Si retomamos el ejemplo del hombre alcohólico, Dios no sólo se conformará al ver que deja el licor (aunque le agrada mucho ver eso) sino que querrá mucho mas para su vida. No quiere un individuo 'moderadamente bueno', desea hacer de él un santo. Entonces, debemos reconocer que el Cristianismo tiene serias implicaciones en nuestra vida, que hay un precio que debemos pagar. El precio, si lo pensamos, es alto. Pero tambien son altos los beneficios: paz imperecedera, gozo verdadero, identidad y plenitud eterna y mucho más.
Un ejemplo fabuloso es el usado por Jack en el que compara nuestra vida a una casita. Cuando llegamos a Jesús, la casa está en muy malas condiciones, hay goteras, fugas y muchas fallas aquí y allá. Jesús empieza a reparar las fugas, los drenajes, las goteras, tuberías y demás. A lo mejor después usará lija y espátula para quitar la pintura dañada para poder aplicar una mano de base. Y al pasar algun tiempo aquella casa deteriorada se torna la mas bonita del vecindario. Y El estará muy agradado, pero no estará satisfecho.
Luego, pasan los dias y sucede que de repente El derriba una pared de la casa (oh, que dolor!) y nosotros no entendemos por qué. El si sabe el por qué. Esta derribando lo que impide que El continúe sobreedificando. Y despues no solo será una pared nueva sino un ala nueva, un piso mas o un torreón que será agregado a la casa. Y luego a lo mejor una fuente, y hermosos jardines llenos de flores y árboles. Porque después de todo su objetivo no es una casa 'moderadamente buena', El desea contruir un palacio.

1.26.2008

Asesino de muros y de sueños

Cuando no tengo nada que olvidar suelo matar el tiempo de un adiós. Asesino siluetas pintadas en los muros de este barrio oscuro de mi mala suerte.


Cuando no tengo nada qué pedirle a la vida, asesino el recuerdo y mi ilusión. Asesino mi huella dejada en el camino, que buscó junto a mí tal vez la misma estrella.


Asesino el amor de tanto olvido. Asesino el instante que he perdido. Asesino mi sombra en esos muros del adiós, que anduvo junto a mí detrás del tenue resplandor del imposible.


Cuando no tengo nada que olvidar, cuando no quedan días que matar, me olvido de la vida que se quedó perdida por culpa de mi error y de mi mala suerte-
Me pierdo entre las calles fugitivo, nada llevo conmigo en mi largo viaje. Asesino de sueños, me escondo tras los muros. Me burlo de la muerte y de mi mala suerte.


Asesino del amor de tanto olvido, de tanta soledad, es mi castigo. Asesino otra vez mi sombra en esos muros del ayer, que buscó junto a mí el mismo resplandor de lo increíble