5.19.2008

Un día en el Bosque de la verdad

Un día en el Bosque de la Verdad, sembré un árbol de claridad. Sembré un sueño sin florecer... Sin despertar tal vez.
Sembré utopías que no fueron mías, y un sol para los Dos que nunca amaneció. Y una sola bandera para la humanidad, ondeando en el azul y un ave sin volar para la libertad.
Un día en el Bosque de la Verdad, un pajarillo se fue a anidar. Tal vez huyendo del vendaval o de una guerra satelital. Bajo la fronda azul se cobijó. Frágil y leve como el amor que buscó un sitio donde vivir y un claro en la espesura donde inventar su trino.
Un día en el Bosque, mi corazón soñó. ¡Tanto camino andado y tanto por venir! Los sueños tienen la memoria de los árboles y de las aves del vendaval. Por eso crecen y crecen hacia el cielo, difíciles de vencer y de alcanzar tal vez.
Un día en el bosque de la verdad, aquel árbol crecerá y con sus ramas alcanzará las estrellas. Y yo, desnudo como un soto más de aquella arboleda alucinada, seguiré siendo selva, pajarillo y soledad.

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